Gipuzkoa
bajo una autopista aérea

¿Alguna vez has visto el cielo totalmente azul en Gipuzkoa? Es prácticamente imposible, y no sólo es culpa de las nubes. Cada día más de 400 aviones sobrevuelan nuestras cabezas 'pintando' con sus estelas de condensación líneas rectas que vienen del norte de África o de Portugal y acaban en Alemania, Gran Bretaña o incluso China.

P ese a lo que pudiera parecer, ni los aviones circulan por encima de zonas despobladas ni trazan caminos rectos sobre el mapa ni vuelan al libre albedrío por los miles de kilómetros de la atmósfera que nos rodea. Aunque la altura de la capa de gas que acoge a la Tierra es de 10.000 kilómetros, el tráfico aéreo se concentra en la parte más cercana al suelo que pisamos, la troposfera, que solamente tiene 10 kilómetros de altura. Dentro de este reducido espacio tampoco tienen libertad las aeronaves para circular ya que existen una serie de pasillos definidos a nivel internacional, las aerovías, y precisamente bajo cuatro de ellas vivimos los guipuzcoanos. Al igual que las autovías, estas rutas aéreas cuentan con guías, llamadas radiofaros, que marcan los puntos de paso en el plan de vuelo.

Enaire, la entidad que gestiona la navegación aérea en España, constata que son 400 los aviones comerciales que circulan sobre nosotros cada día, es decir, más de 12.000 vuelos al mes. Y los hay de todo tipo y procedencia. La mayor circulación se produce desde el Sur hacia el Norte, así gran parte de los vuelos con origen en el norte de África y destino Europa, pasan por encima de nuestras casas a una media de 10.000 metros de altura. También los que parten desde las islas Canarias y desde el sur de la península, especialmente las frecuentes rutas que unen la Costa del Sol con el norte de Europa desde el aeropuerto de Málaga.

Tres cuartas partes de estos vuelos son, por lo tanto, totalmente internacionales, con destino y llegada fuera de nuestras fronteras. Entre ellos están también gran parte de los que comunican Portugal con el resto de Europa. Así, quienes viajan habitualmente en el trayecto Casablanca-París, por ejemplo, conocen bien la silueta de la costa guipuzcoana desde 38.000 pies de altura.

¿Qué es una autovía aérea?

Entre los vuelos que tienen origen o destino dentro de nuestras fronteras hay casos tan curiosos como el que une Madrid con Shangai por este orden. Aunque pueda parecernos extraño a quienes no estamos acostumbrados a las cartas de navegación aérea, la vía más corta para unir a la capital española con esta ciudad ubicada en el este de China pasa no solo por Gipuzkoa, sino también por Alemania, Polonia, Rusia y Mongolia. La culpa de este malentendido (para los profanos) la tiene el hecho de que los mapas que utilizamos son planos pese a representar un planeta que no lo es. La solución a este lío la da la navegación ortodrómica.

El Airbus A330-200 de Iberia que protagoniza la ruta Madrid – Shangai es uno de los que recorren nuestro trozo de cielo regularmente, si bien en ocasiones este vuelo abandona la península por los cielos del Pirineo aragonés. Cuando lo hace sobre Gipuzkoa sobrevuela justo la vertical de Tolosa a 950 kilómetros por hora y 10.363 metros de altura, menos de 2 minutos después lo hace sobre el aeropuerto de Hondarribia y entra brevemente en el mar antes de cruzar Francia.

Estas rutas que abarcan varios países ocupan la escala más alta de las rutas aéreas y se gestionan a gran distancia, concretamente desde el Centro de Control Aéreo que Enaire tiene en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz. Las rutas nacionales ocupan el rango inferior, 300 metros por debajo. Eso explica que desde el suelo a veces nos pueda parecer que las estelas de los aviones están muy cerca o se crucen. Realmente siempre hay una mínima distancia de seguridad, que en septiembre de 2011 se redujo en España desde los 14,8 kilómetros anteriores a los 9,2. Esta ampliación de las aerovías tenía como objetivo agilizar el tráfico aéreo y homologarse con otros países europeos.

  Cuando la línea recta   no es
  el camino más corto

Volviendo a nuestros cielos, sin duda su aspecto no cambiará en los próximos años, pues el tráfico aéreo no deja de crecer a nivel internacional. En 2016 se incrementó un 6,3%, una notable subida frente al 5% de media de los diez años anteriores, según datos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo.

Además de ser un punto en el paisaje a diez kilómetros de altura, Gipuzkoa también está en el ‘carril’ de despegue y aterrizaje para los cercanos vuelos que parten o llegan a Loiu y Vitoria. El aeropuerto vizcaíno contó con 4,5 millones de pasajeros en 2016 y varios miles de ellos pudieron disfrutar de San Sebastián desde el cielo al aproximarse a su destino, al que llegaron diez minutos después.

El impacto visual de este tráfico es tan evidente como inofensivo, pero también se puede escuchar. En zonas como el barrio de Egia de San Sebastián no es difícil oír por las noches algunos vuelos, especialmente los que están en plena aproximación a Loiu, ya que las maniobras de descenso que se inician en el cercano espacio aéreo francés conllevan un descenso de 4.000 pies (algo más de un kilómetro) desde que sobrevuelan Pasaia hasta que salen por la vertical del barrio de Ibaeta. Este caso, real, corresponde a un vuelo Amsterdam-Bilbao que aterrizaba a las 23.40 horas y que es fácilmente rastreable por los curiosos gracias a webs como https://es.flightaware.com o www.flightradar24.com, pese a que muestran los vuelos con unos minutos de retraso por seguridad.

Lógicamente el tráfico nocturno es menor, sin embargo en Gipuzkoa no se nota tanto esa bajada debido a la actividad que tiene en esa franja horaria el aeropuerto de Foronda. La pista gazteiztarra está especializada en tráfico de mercancías y tiene una gran actividad gracias a compañías de transporte como TNT o DHL que cuenta allí con un ‘hub’ (punto de distribución) para el norte de España y sur de Francia. Estos vuelos conectan a Vitoria con 57 puntos internacionales gracias a aeronaves gigantescas como el Antonov 124 o el 747-400, conocido como jumbo.

A todo este tráfico hay que sumar el que genera el aeropuerto de Hondarribia con sus 264.422 pasajeros en 2016 y un incremento del 3,7% sobre el año anterior. Estos son los aviones comerciales que podemos ver a menor altura, especialmente desde las comarcas de Oarsoaldea y Bidasoa.

EAS-MAD-EAS, un viaje     
desde dentro
de la cabina      

La conexión con Madrid es la más habitual desde Hondarribia. El piloto Iñaki Tolosa es el guía perfecto para explicar desde dentro cómo son los vuelos de ida y de vuelta.

Líneas que rompen el cielo

Aterrizar
en un
«portaviones»

Las diferencias entre los aeropuertos Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Hondarribia son abismales: cuatro pistas frente a una, 50 millones de pasajeros al año frente a algo más de 200 mil.., pero lo más espectacular es cómo se aborda el aterrizaje en uno y otro

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